domingo, septiembre 10, 2006


PORNOLOGÍA VII

Soñé que la nieve ardía era un hada con lentes de contacto. Su mano una garra la teta el ombligo. La piel no lleva marcas, las cejas se depilan, basta tener baba un ojo visco y chuparla rico durante más de cinco minutos seguidos.

Voy al ginecólogo porque me excita, pero lo mejor es correrse con el cinturón de seguridad puesto. Cuando tengo menstruación me pongo más caliente. Me decía, me dice, mientras me lame con fruición. Tiene la mitad de la cara pintarrajeada con mi sangre, se la toma como si fuese pancreoflat. Y yo siento mi cuerpo en llamas, como Holofernes tres segundos antes de que Judith lo decapitara.

Por favor cariño, ahora que me odias, hazte una paja conmigo en mente, incrústame la tula con violencia en el espectáculo de tu onanismo, no me dejes ver televisión, lléname la boca de leche y vómito, soy tu campo de batalla.