domingo, noviembre 20, 2005


PORNOLOGÍA III

Rebeca, con las presas mentalmente en Italia y el trabajo en otra parte, convierte su cuerpo en svástica de carne. Como un escudo o una diadema: sus miembros están disociados.
Con su lengua de pene chupa una teta que es rodilla y dedo empotrado sobre el hombro, como un loro o una piel de armiño.
Rebeca en lugar de pelo tiene más carnes, manos que tocan lo más fugaz de su pensamiento, maquinizado por el mete y saca, el pensamiento también brota semen de su boca.
Los códigos de tiempo ocupan mucho más espacio que ella misma, retorcida, casi cayendo de la hoja.
Creo, que aunque rebeca no quiera, sería la estrella.